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UN BALANCE POR EL DÍA DE LOS DERECHOS CÍVICOS DE LA MUJER


En setiembre de 1955 se promulgó la Ley Nº 12391 que modificó los artículos 84° y 86° de la Constitución de 1933. Esta modificación permitió a partir de esa fecha, que las mujeres adquirieran el legítimo derecho de elegir y seguir elegidas.

Los movimientos femeninos han desarrollado un papel importante en el análisis y reflexión de las mujeres en los temas de derechos, equidad, igualdad de oportunidades a través de capacitaciones que buscaba empoderar a las mujeres para que puedan ejercer sus derechos y participar activamente en la solución de la problemática que afecta no solo a las mujeres sino a los de su comunidad.

El objetivo central de estas capacitaciones ha sido sensibilizarlas para que pasen de la actitud de demanda a una actitud más proactiva, en las que ellas mismas participen en la solución de sus problemas y necesidades, haciendo propuestas, participando con voz y voto en los presupuestos participativos, conformando Comités de Vigilancia Ciudadana, realizando acciones de incidencia política.

Ante este cambio de mentalidad, las mujeres se valoran más, tienen capacidad de negociación y proponen estar en los primeros lugares de las listas para tener mayores opciones de llegar a ocupar un cargo en la Municipalidad, gobiernos regionales o locales.

A partir de 1997 en que se promulga la Ley Orgánica de Elecciones Municipales, establece el sistema de cuotas del 25% de participación en la composición de las listas electorales. En diciembre del año 2000 se modifica esta Ley elevando la cuota de género al 30% en las elecciones generales y en el año 2002 se incluye también en las elecciones regionales y municipales. En el 2004 se incluye en las elecciones para el parlamento Andino.

En los últimos años se ha incrementado la participación de las mujeres en las listas municipales y en las congresales. Antes de la Ley de Cuotas su participación era muy débil y aceptaban ocupar los últimos lugares en la conformación de las listas, como si les hicieran un favor, a sabiendas que si el partido o movimiento político ganaba, ellas quedarían fuera.

La alternancia es las listas es un tema todavía pendiente. A muchos legisladores les asusta esta idea, en cambio otros piensan que no es necesario que con la Ley de Cuotas es más que suficiente. Sin embargo organizaciones feministas vienen desde hace más de dos años, corriendo listas de adhesión para solicitar al Congreso promulgue la Ley de Alternancia como un mecanismo de garantizar la participación paritaria de hombres y mujeres.

La Ley de Igualdad de Oportunidades entre mujeres y hombres es un buen avance. Sin embargo se corre el riesgo de ser una ley con letra muerta. Esta ley obliga a las instituciones del Estado tener 50% de mujeres y 50% de hombres dentro de su personal. Asimismo indica que una vez al año, el MINDES debe informar quienes son las instituciones que están cumpliendo con esta disposición.

Podemos observar que no todas las instituciones están cumpliendo con la LIO y en otras, las trabajadoras pueden estar superando este porcentaje, pero cuando analizamos los cargos que están desempeñando las mujeres, en su mayoría ocupan cargos de secretarias, recepcionistas, asistentes administrativas, personal de servicio y de limpieza. Esto nos demuestra que se le puede “sacar la vuelta a la ley”, porque si bien se cumple con los porcentajes, los puestos gerenciales y con poder de decisión todavía están mayoritariamente a cargo de los hombres.

Otro avance importante a nivel nacional es la implementación de normas que regulan el uso del lenguaje inclusivo y evitar el uso sexista del lenguaje. Esto significa que debemos nombrar en la documentación o discursos a mujeres y hombres y no esconder la participación de ellas en el plural masculino. Para muchas personas y medios de comunicación esta práctica es tediosa y prefieren economizar espacio y tiempo usando el plural masculino, sin embargo esta práctica debe cambiar porque hay un principio que indica que “no existe lo que no se nombra”.

Al hacer un balance de los avances de la participación ciudadana de las mujeres no podemos negar que es significativo pero en un sector muy reducido de la población femenina. Todavía existe un gran porcentaje de mujeres que no saben leer, que no tienen acceso a los servicios básicos y que ni siquiera saben que existen los derechos ciudadanos. Es una tarea pendiente que nos compromete a todas y todos.

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