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DÍA DE TODOS LOS SANTOS, UN NEGOCIO PARA TODOS


Día de todos los santos o de todos los muertos, son días para visitar en el cementerio a nuestros familiares y amigos que se nos adelantaron. Son días para ponerles flores y hacer una oración por sus almas.

Son días especiales donde la gente va a visitar a sus muertos, así que también es una gran oportunidad para hacer negocio y llevar unos soles más a la casa. Es interesante el ingenio de las personas por tratar de vender cosas que desechamos, como por ejemplo, latas de alguna conserva o botellas de plástico cortadas, ambas para servir de floreros.

Largas filas de stands donde se venden todo tipo de productos. Se vende comidas y bebidas para todos los gustos. Hay refrescos, desde chicha morada, aguaje, chicha de jora y otros más. Hay algodón dulce de un atractivo color rosado. Frutas en tajadas como sandías y piñas, también agua de piña para la sed. No podían faltar la canchita y cocoliches.

Podrá ser día de todos los santos o día de los muertos, pero no por eso se deja de comer. Hay chicharrones con mote, arroz con pollo, cebiche, papa rellena, arroz chaufa, anticuchos, pollada y los infaltables picante de cuy y pachamanca. Todos los puestos de comida tienen comensales. Familias enteras están sentadas en bancos y mesas precariamente construidos, pero ¿quién lo nota cuando la comida está sabrosa? Asimismo, los precios son más accesibles a casi todos los bolsillos.

¿Por qué ponernos tristes? Es día de todos los santos o día de los muertos. Vemos como dentro del cementerio las personas hacen filas para pagar el precio de alquiler de focos y fluorescentes. Luego en otro lugar, nuevamente otra fila para recogerlos. Cables eléctricos van y cables vienen, lo importante es que para la noche, los nichos de nuestros familiares estén bien iluminados.

No hay que olvidarnos de los seminaristas quienes también andan con cuaderno y lapicero en mano ofreciendo sus oraciones. He visto hacer filas a las personas para que los “padrecitos” anoten los nombres de los finados, pagando una módica suma para que oren a favor de ellos. Personalmente no me parece mal que hagan esto, total es una oportunidad para que puedan tener unos cuantos soles y los clientes se sienten tranquilos espiritualmente.

Ya por detrás vemos llegar a los famosos “tocachines” quienes con sus modestos instrumentos van ofreciendo cantar a los muertitos. Van con su hoja de apuntes preguntando el nombre de quien está descansando eternamente y los nombres de las canciones que le gustaba escuchar en vida. La serenata es infaltable: Huaynos, valses, boleros, de todo un poco. Es una fiesta popular y si ya ellos no están en vida, por lo menos nuestros corazones se reconfortan escuchando sus canciones favoritas.

Niños cargando sus baldes o tarros de lata, con un trapo colgado sobre sus hombros, ofrecen limpiar los nichos y cambiar el agua, sobre todo cuando nuestros familiares están ubicados en la parte alta de los nichos. Las escaleras van y vienen, se prestan unos a otros.

Del tránsito ni se diga. Hay mayor afluencia, mayores ingresos para los taxistas; sin embargo, hay aglomeración y en ciertas horas se vuelve más caótico de lo normal. Pero no importa, todos tienen derecho a ganarse la vida honradamente.

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