English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

VIAJAR EN BAJAJ


Casi todas las personas diariamente tomamos cuando menos un bajaj para trasladarnos de un sitio a otro. Nunca se sabe quién nos tocará como conductor, ni como encontraremos el bajaj por dentro.
Viajar en bajaj es siempre una audaz aventura. Sabes a donde quieres ir pero no sabes si vas a llegar, por lo menos con todos los huesos sanos.
Y es que hay cada conductor. Unos más jóvenes que otros. Cuántas veces me ha tocado un loco al volante, que cree conducir no un bajaj sino un avión. Acelera sin medir consecuencias, si puede pasarse una luz roja cuando nota que no hay algún policía, no duda en hacerlo. Cuántas veces también les he tenido que decir que no estoy apurada y que quiero llegar completita a donde voy.
En otras oportunidades conducen escuchando música en un volumen tan alto que cuando les indicamos que bajamos en la siguiente esquina, no nos escuchan y se siguen de largo, hasta que desesperadamente les tocamos el hombro o levantamos la voz para que nos oigan. Creo que tampoco escuchan cuando hay carros detrás que les tocan el claxon. Música estruendosa o chichera que tenemos que soportar durante nuestro trayecto.
Hay algunos bajaj que están muy sucios por dentro y por fuera. Lamentablemente no nos damos cuenta hasta que les hemos hecho la señal para que se detengan. Muchas veces me quedo sorprendida de lo sucio que están los asientos y pisos. Es comprensible que si salen a trabajar desde temprano, probablemente a esa hora estén muy limpios, pero con el correr de las horas, las personas suben y bajan y van dejando sus desechos como si el bajaj fuera un basurero.
A veces no puedo contener un comentario al subir como ¡Qué sucio está este bajaj! Y los distraídos choferes voltean a ver todo lo que han dejado los pasajeros anteriores. Dejan envolturas de golosinas, cáscaras de frutas, algodones, papel higiénico, hasta restos de comida como pan y galletas sobre los asientos. Eso obviamente ya no depende de los conductores sino básicamente de nosotros los pasajeros que los dejamos en esas condiciones.
Me comentaba durante el trayecto un conductor, que en una oportunidad subió una señora con una bolsa con contenido desconocido. Al pasar por el puente le pidió que parara por un momento. Él se sorprendió del pedido, pero tampoco pudo hacerlo porque había carros detrás de él. La señora mortificada le dijo que le había pedido detenerse para botar al río la basura que tenía en la bolsa.
Considero que debemos respetar la unidad móvil porque es pública. Sabemos que si echamos residuos o derramamos gaseosa o helado derretido, los siguientes pasajeros van a pagar las consecuencias. Pero la verdad es que somos tan indiferentes con los demás, que sólo nos interesa ir cómodos, comiendo o echando basura como si el bajaj fuera un gran basurero. Eso es una falta de consideración, no al conductor quien muchas veces ni cuenta se da, sino hacia las personas que subirán después de nosotros.
El bajaj es una gran movilidad que nos lleva a donde queramos y a precios muy módicos. Debemos respetarlo y no ensuciarlo. Sin embargo, también es cierto que se debe tener más cuidado al momento de dar la licencia para conducir estos vehículos, especialmente a tanta gente joven que los conduce. No hay que olvidar que lo que se transporta no son objetos sino vidas humanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario