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EL PISO PEGAJOSO


*Artículo publicado en el Diario Página 3 - Huánuco Perú

Tener “piso pegajoso” es una expresión que significa las barreras que nos ponemos las mujeres, para desarrollarnos en lo personal, social y profesional, es decir, cuando el piso es “pegajoso o de barro” no nos deja caminar, avanzar, saltar, estamos ancladas a nuestras costumbres, prejuicios y a nuestros miedos.
Somos nosotras las que muchas veces nos ponemos las limitaciones. El miedo al riesgo es uno de ellos. Cuando nos ofrecen ocupar un cargo, tenemos miedo y preferimos que se escoja a otra persona, postergándonos. Igual pasa cuando nos invitan a participar en política, preferimos que se nos coloque en los últimos lugares, pues sabemos que no vamos a salir elegidas y con ello ocultamos nuestros temores.
Nos importa mucho - a diferencia de los hombres - del qué dirán. Nos preocupamos por las opiniones o críticas de los demás. Es por eso que dejamos de hacer algunas cosas o asumir nuevas situaciones, sólo porque no queremos fracasar y ser blanco de las críticas.
Somos muy duras con nosotras mismas, no nos perdonamos el error o fracaso. También es cierto, que no es lo mismo que un hombre fracase, a que una mujer fracase. Mientras para los hombres cuando algo les sale mal, dan la vuelta a la página y se preparan para iniciar otro reto, para las mujeres nos llena de vergüenza y hacemos abandono.
No importa los resultados, lo importante es que las mujeres nos arriesguemos a avanzar y vencer nuestros propios miedos. En el camino iremos mejorando las estrategias. La experiencia y el error enseñan.
La otra limitante es que cargamos una mochila de culpas. Las costumbres hacen que las mujeres pensemos primero en la familia, antes que nosotras. Y así, debemos velar primero por nuestros padres porque nos dieron la vida, luego por los hijos, alimentarlos, cuidarlos, desvelarnos por las noches cuando están enfermos.
Ahorrar dinero, si esto es posible, para pagarle a nuestros niños, las citas al dentista, al oftalmólogo o reemplazar la ropa y zapatillas que les van quedando chicas o están deterioradas, dejando de lado algún gustito o ropa que queríamos comprarnos desde hace tiempo. Siempre serán primero los demás antes que nosotras, siempre postergándonos.
La mayoría de mujeres no sabemos delegar tareas en casa. Queremos hacerlo todo y sin ayuda, para después quejarnos. Nos encanta quejarnos. Por no delegar, nos vamos recargando de tareas que nos quitan tiempo para dedicarnos a nuestro desarrollo personal. Nos cargamos de tantas cosas que entramos en estrés y esto produce tensiones en las relaciones familiares.  Nos creemos mujeres pulpos.
Si queremos salir adelante, lo primero que debemos hacer es dejar de pensar que somos víctimas. Las mujeres no somos víctimas. Debemos sacar esa fortaleza que tenemos en nuestro interior para superar los retos que se nos presentan. Planificar nuestras acciones a corto y mediano plazo es importante. Tenemos información gratuita en internet. Hoy las mujeres estamos más informadas que las generaciones anteriores.
Conozco muchas mujeres que estando en pobreza, se han sobrepuesto a sus necesidades y han trabajado arduamente para salir adelante, sin esperar que algún programa social les ayude. Han vencido temores, prejuicios.
Debemos dejar de lamentarnos y pasar a la acción. Si nos quedamos mirando lo que hacen otras mujeres, sin hacer nada por nosotras, es casi seguro que nos quedaremos postergadas y seremos vulnerables a la pobreza y la violencia.
Estando a pocos días de conmemorar el “Día Internacional de la Mujer”, nuestros discursos deben estar orientados a resaltar lo que vienen haciendo mujeres exitosas, para que sirva de ejemplo y motive a otras mujeres. Nosotras somos poderosas, si podemos dar vida a otros seres, todo lo demás es posible. “Feliz Día internacional de las Mujeres”