English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

¿Qué pasó con la "Señora Ley"?


Escuchar a una asistente de Congresista denunciarla de maltrato físico y psicológico nos demuestra varias situaciones y es ese contexto que vamos a opinar.

Nos ha causado sorpresa una situación indignante en la que una “madre de la patria” le ordene a su trabajadora lavarle los pies, quizás podría ser comprensible si la señora congresista contrató con su dinero y en su casa, a la trabajadora para que entre otras cosas, le lave los pies y la trabajadora lo aceptó como parte de sus funciones, quedando las reglas claras entre ellas. Y es comprensible que esta tarea no lo pudiera hacer personalmente la propia Congresista, debido a que su prominente barriga, le impediría agacharse para hacerlo ella con sus propias manos.

Creo que el cuestionamiento no viene por la tarea en sí, sino por la fuente del dinero que paga esos servicios. Primero porque el sueldo de la trabajadora es pagado con los fondos que tiene el Congreso, o sea, con el de nuestros impuestos, pero para hacer exclusivamente tareas auxiliares en el despacho de la Congresista.

En algunas oportunidades contratamos a personas, con nuestro dinero, para que se encarguen de lavarnos el cabello, cortarnos las uñas de manos y pies. Estas personas se ganan la vida haciendo esas tareas. Trabajo digno y honrado. Conozco a varias mujeres que trabajan prestando este tipo de servicios en los domicilios de quienes las contratan, y con ese ingreso han podido dar estudios a sus hijos y hoy son jóvenes profesionales que han salido adelante con el modesto y honesto trabajo de sus madres.

Lo otro es que según la denuncia, la “madre de la patria” la maltrató física y psicológicamente por haber cometido un error ortográfico y luego por haber suplantado su nombre en un correo electrónico. Fue tanta la ira de la congresista, que según la ex trabajadora, esto hizo que le provocase un sangrado ¿?. Bueno habría que analizar esta situación. Primero que nuestros trabajadores se merecen todo nuestro respeto y gratitud y no tenemos derecho a imponer nuestra autoridad en base a insultos, gritos, prepotencias, más aún cuando sabemos que son personas de escasos recursos económicos y dependen absolutamente de ese ingreso.

Pero también esta ex trabajadora ha demostrado tener grandes dotes histriónicas, llorando o simulando llorar con mucha facilidad y en forma sobreactuada, lo cual nos induce a pensar que hay algo o bastante de exageración, lo que hace poco creíble su versión, salvo por el carácter fuerte y prepotente que la señora Congresista ha demostrado tener a todas luces.

Sin embargo, no debemos distraernos del fondo de este asunto, que es el maltrato que ejerce una mujer a otra mujer, más aún cuando la Congresista es una persona que ha demostrado, por lo menos públicamente, defender los derechos de la mujer. Y es que eso pasa muchas veces, “no hacemos lo que predicamos” y eso en política es una práctica casi habitual.

Nadie puede dudar que la “madre patria” ha tenido una labor congresal muy eficiente al haber propuesto leyes importantes como la del “divorcio rápido” y el Registro de los Deudores Alimentarios, entre otras leyes, pero también es sabido, que esto le ha hecho ganar la antipatía de algunos de sus colegas, sobre todo de aquellos que tienen “rabo de paja”. Si la Congresista observó esa conducta en su ex trabajadora, debió retirarla y denunciarla, sin que se haga mayor escándalo.


Nuestra congresista olvidó que en política nada es casualidad. Que en política un mínimo error puede ser aprovechado por sus oponentes, especialmente si se percibe que ella puede ser una buena competidora en las próximas elecciones. La congresista también olvidó que la honestidad y la lealtad en política, es un bien preciado y muy escaso, porque muchas veces la gente que está a nuestro alrededor, nos sirve y halaga mientras le seamos útiles, pero que la situación cambia cuando hay alguien que le toque mejor la música.

Espero que toda esta situación se aclare, porque nada bien le hace a la imagen de las mujeres. Sin embargo me queda una duda, ¿Será que en el Congreso hay lavatorios para lavarse los pies, secadoras de cabello, camillas para masajes, cremas antiestrés? Oh! Si es así ¡yo también quiero ser Congresista!

No hay comentarios:

Publicar un comentario