SEÑOR, SEÑORA, CRÉANLE A SU NIÑO
Mg. Teresa Chara de los Rios
El último domingo, en un programa de televisión se propagó una entrevista a Jacqueline Beltrán, motivada por las declaraciones de su hija quien manifestó haber denunciado que la actual pareja de su mamá, le hacía acoso sexual y que al habérselo contado a su mamá y abuela, no le habían creído, es más, le habían impedido ingresar a su casa.
Pues bien, esa historia no es nueva ni es única, es una muestra de lo que pasa en la realidad ¡Cuantas madres conocen que sus actuales parejas acosan y hasta violan a sus hijos! y son incapaces de denunciarlos, convirtiéndose en cómplices al guardar en secreto este delito.
¿Por qué una madre calla ante estos hechos? No hay una única explicación. Las razones son múltiples, que van desde la falta de autoestima en las mujeres, la tendencia a repetir el círculo vicioso porque ellas también fueron violentadas sexualmente de niñas, el miedo de enfrentar la vida solas, su incapacidad de realizar alguna actividad económica que le permita sostener a los hijos, la ignorancia, el amor mal entendido, que le hace priorizar sus sentimientos de mujer antes que de madre y muchas, pero muchas razones más.
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Conozco muy de cerca un caso en el que una adolescente contó, que una noche mientras dormía en el mismo dormitorio con su hermana menor, en horas de la madrugada había ingresado a su habitación la pareja de su mamá, quien recién llegaba de la calle en estado etílico. Cuando ella despertó sorpresivamente, él le estaba acariciando las piernas. La adolescente asustada dio un grito despertando a su hermana menor. Al verse sorprendido el hombre le dijo que lo disculpara que se había equivocado de habitación y salió raudamente.
A la mañana siguiente se lo comentó a su mamá, quien para su sorpresa, le contestó que no le creía nada y que lo hacía para separarlos, pues la adolescente no estaba de acuerdo con esa relación. Es más, que seguramente ella le estaba coqueteando a su pareja.
Al saber de la reacción de la mamá, el hombre se sintió más seguro y los acosos siguieron más continuamente, rozamientos, caricias en las piernas, agarraditas de cintura, suspiros cerca del oído, etc. Pasó un buen tiempo y para alivio de la adolescente, los acosos cesaron, hasta que llegó un terrible día en que se enteraron que este hombre había violado a la hermanita menor.
Muchos niños y niñas pudieron ser salvados de las garras de los violadores. En ocasiones alertaron sutilmente a sus madres, les mencionaron que no les gustaban las caricias o palabras pronunciadas por algún familiar, vecino o del mismo padre. Sin embargo algunas madres, cerramos los ojos y nos tapamos los oídos ante una cruda realidad que nos duele, porque en verdad, lo que más nos duele es reconocer que nuestra pareja es un canalla y que si lo emplazamos, probablemente nos deje y se aleje de nuestra vidas ocasionándonos sufrimiento. Otra pregunta que nos hacemos es ¿Si lo denunciamos y va a la cárcel, quién nos va a mantener?
Para mi no fue fácil escribir este artículo. No pude dejar de sentir nauseas e impotencia ante la violencia que son victimas nuestros indefensos niños. Sin embargo, es importante estar atentos a nuestros hijos, observar cambios repentinos de conducta, como perdida de apetito, insomnios, pesadillas constantes, aislamiento, irritabilidad extrema, episodios de llanto sin motivo aparente, bajo rendimiento escolar, desinterés por las cosas que le rodean.
Recordarles siempre a nuestros niños que ningún familiar, amigo o persona mayor, debe tocar ciertas partes de sus cuerpos. Darles confianza para que en cualquier momento que ocurra algo similar, ellos nos comuniquen inmediatamente, por más amenazas que les hagan estas malas personas. Pero lo más importante señor, señora, créale a los niños, ellos siempre dicen la verdad, sobre todo en estos temas.
Mg. Teresa Chara de los Rios
El último domingo, en un programa de televisión se propagó una entrevista a Jacqueline Beltrán, motivada por las declaraciones de su hija quien manifestó haber denunciado que la actual pareja de su mamá, le hacía acoso sexual y que al habérselo contado a su mamá y abuela, no le habían creído, es más, le habían impedido ingresar a su casa.
Pues bien, esa historia no es nueva ni es única, es una muestra de lo que pasa en la realidad ¡Cuantas madres conocen que sus actuales parejas acosan y hasta violan a sus hijos! y son incapaces de denunciarlos, convirtiéndose en cómplices al guardar en secreto este delito.
¿Por qué una madre calla ante estos hechos? No hay una única explicación. Las razones son múltiples, que van desde la falta de autoestima en las mujeres, la tendencia a repetir el círculo vicioso porque ellas también fueron violentadas sexualmente de niñas, el miedo de enfrentar la vida solas, su incapacidad de realizar alguna actividad económica que le permita sostener a los hijos, la ignorancia, el amor mal entendido, que le hace priorizar sus sentimientos de mujer antes que de madre y muchas, pero muchas razones más.
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Conozco muy de cerca un caso en el que una adolescente contó, que una noche mientras dormía en el mismo dormitorio con su hermana menor, en horas de la madrugada había ingresado a su habitación la pareja de su mamá, quien recién llegaba de la calle en estado etílico. Cuando ella despertó sorpresivamente, él le estaba acariciando las piernas. La adolescente asustada dio un grito despertando a su hermana menor. Al verse sorprendido el hombre le dijo que lo disculpara que se había equivocado de habitación y salió raudamente.
A la mañana siguiente se lo comentó a su mamá, quien para su sorpresa, le contestó que no le creía nada y que lo hacía para separarlos, pues la adolescente no estaba de acuerdo con esa relación. Es más, que seguramente ella le estaba coqueteando a su pareja.
Al saber de la reacción de la mamá, el hombre se sintió más seguro y los acosos siguieron más continuamente, rozamientos, caricias en las piernas, agarraditas de cintura, suspiros cerca del oído, etc. Pasó un buen tiempo y para alivio de la adolescente, los acosos cesaron, hasta que llegó un terrible día en que se enteraron que este hombre había violado a la hermanita menor.
Muchos niños y niñas pudieron ser salvados de las garras de los violadores. En ocasiones alertaron sutilmente a sus madres, les mencionaron que no les gustaban las caricias o palabras pronunciadas por algún familiar, vecino o del mismo padre. Sin embargo algunas madres, cerramos los ojos y nos tapamos los oídos ante una cruda realidad que nos duele, porque en verdad, lo que más nos duele es reconocer que nuestra pareja es un canalla y que si lo emplazamos, probablemente nos deje y se aleje de nuestra vidas ocasionándonos sufrimiento. Otra pregunta que nos hacemos es ¿Si lo denunciamos y va a la cárcel, quién nos va a mantener?
Para mi no fue fácil escribir este artículo. No pude dejar de sentir nauseas e impotencia ante la violencia que son victimas nuestros indefensos niños. Sin embargo, es importante estar atentos a nuestros hijos, observar cambios repentinos de conducta, como perdida de apetito, insomnios, pesadillas constantes, aislamiento, irritabilidad extrema, episodios de llanto sin motivo aparente, bajo rendimiento escolar, desinterés por las cosas que le rodean.
Recordarles siempre a nuestros niños que ningún familiar, amigo o persona mayor, debe tocar ciertas partes de sus cuerpos. Darles confianza para que en cualquier momento que ocurra algo similar, ellos nos comuniquen inmediatamente, por más amenazas que les hagan estas malas personas. Pero lo más importante señor, señora, créale a los niños, ellos siempre dicen la verdad, sobre todo en estos temas.
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