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¿HASTA CUANDO?


Hasta cuándo tendremos que seguir viendo y escuchando noticias sobre más mujeres muertas a manos de sus esposos, parejas o ex parejas? Hasta cuando las páginas de los diarios seguirán mostrando fotografías de mujeres asesinadas.
Recientemente nos hemos informado de un feminicidio (muerte a las mujeres por el hecho de ser mujeres) en el tranquilo Ambo. Un hombre asesinó a su esposa, dejando en la orfandad a cuatro niños. Este caso, como muchos otros, la víctima tenía una larga historia de violencia familiar que terminó con el fatal desenlace.
El hecho que no haya estadísticas reales de violencia familiar y sexual, el que no se registren las tentativas de feminicidio, dificulta el análisis de la problemática y el poder determinar un perfil de las víctimas. Saber por ejemplo, cuál fue la causa de la muerte (con armas de fuego, cuchillo, uso excesivo de la fuerza física u otro objeto).
Así también se debería tener un registro del lugar donde se ha hallado el cuerpo, es decir, si fue encontrado en un lugar público o privado. En la mayoría de los casos, según los reportes policiales, los cuerpos de las mujeres son arrojados en la vía pública, lo que no significa necesariamente que la víctima fue asesinada en ese espacio.
Otro dato relevante para la determinación de un perfil de la víctima de feminicidio es conocer qué relación tenía el agresor con la víctima, si era una persona conocida o desconocida. Hasta la fecha en nuestro país, la mayoría de las víctimas conocían a su agresor porque era su pareja, ex pareja, familiar, vecino, o recién lo había conocido el día del feminicidio.
Saber cuál es el motivo del feminicidio también es un dato relevante de análisis. Conocer cuáles son las razones por las que el victimario asegura haber cometido el delito. Sin embargo, en la realidad también observamos que hay casos en los que nunca se llega a saber quien fue el victimario. En algunas oportunidades, el agresor ha señalado desconocer porque motivos actúo así, o que poco o nada recuerda. Otros casos de feminicidio se dan después de una violación sexual, venganza de la ex pareja porque ella se rehusaba a continuar la relación sentimental. Los celos que ciegan y enloquecen es otro de los argumentos que dan los agresores para justificar su delito.
¿Y por qué es necesario tener un perfil de la victima de feminicidio? Porque con ese perfil podemos elaborar y proponer políticas públicas de prevención, especialmente a esos sectores de mujeres que viven en situación de vulnerabilidad permanente.

Si bien el feminicidio es la máxima expresión de violencia hacia la mujer, también debemos reconocer que es un hecho irreversible, que no da marcha atrás, que no permite que enmendemos la plana. El feminicidio es el desencadenante de vidas humanas sometidas a discriminación, de relaciones inequitativas de poder y de distribución de los recursos. El feminicidio no se da de la noche a la mañana, el feminicidio es el resultado de varias tentativas de quitarle la vida a la víctima.


Es por todo eso que hacemos un llamado a las instituciones, las organizaciones de la sociedad civil para exigir la creación de políticas públicas planteada desde un enfoque integral que prevengan y disminuyan la violencia hacia la mujer, empezando con el cambio de patrones socio culturales que exacerban y legitiman esta violencia.
Y por último, casi todos los casos de feminicidio, previamente la víctima hizo las denuncias sobre maltrato, comunicó el riesgo en que encontraba, pidió ayuda a las instituciones correspondientes, pero lamentablemente el sistema no permite que se apliquen mecanismos de protección para las mujeres y sus niños, y lejos de sentirse más segura, se hace más vulnerable.

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