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MÁS PRESUPUESTO PARA DISMINUIR LA VIOLENCIA FAMILIAR


Faltan pocos días para que recordemos un aniversario más del “Día internacional de la Eliminación de la Violencia hacia la Mujer”. Me pregunto, ¿Cuándo será ese día que ya no tengamos que recordarlo, ni hacer marchas ni eventos por ese día? Porque ello significará que ya no hay más violencia hacia la mujer.
Las instituciones y organizaciones de mujeres se unen entusiastamente para celebrar esta fecha. Yo también me uno a ellas, pero realmente esto hará que la situación de violencia cambie para las mujeres? Definitivamente no. Lo que se trata es de llamar la atención a las autoridades y que la población no sea indiferente a esta problemática.
Cada vez estoy más convencida que mientras las mujeres no accedan a la educación, al acceso y administración de los recursos, su situación no cambiará. Cuándo llegará el día que los padres no sacrifiquen los estudios de las niñas por priorizar a la de sus hijos, en la creencia que ellas no necesitan estudiar porque pronto encontraran una pareja, tendrán hijos y se dedicarán a la casa, a la crianza de animales menores, a pastar, a tejer, así como lo hicieron su madre y abuela.
Creencias que tienen los hombres y a veces también algunas mujeres, en considerar que las otras mujeres sólo sirven para parir hijos y hacer las tareas domésticas de la casa. Estereotipos que consideran a la mujer objeto sexual, manipulable, negociable, desechable.
El problema más grande está en la mente de las personas, en las creencias, en considerar a la mujer como una persona de menor valor frente a los hombres. Considerarla una persona con menos derechos y por lo tanto, menos posibilidades. Mujeres por cientos, a las que veo desde horas de la madrugada haciendo largas filas delante del Banco de la Nación, esperando que abra sus puertas para poder cobrar ese preciado dinero de algún programa social. Creo honestamente que los programas sociales deberían estar orientados a generar desarrollo de capacidades y no más dependencia.
Ser mujer en algunas zonas de nuestro país, todavía es sinónimo de una persona a quien se le puede insultar, golpear, maltratar, violar y hasta matar. Tenemos casos recientes de mujeres asesinadas en manos de sus parejas. Mujeres que tenían una historia de violencia familiar y que en algún momento pidieron ayuda a las instituciones que deberían protegerla y sin embargo, sus parejas acabaron con sus vidas a pesar de ellas haber solicitado protección.
Hay un spot muy interesante que indica que la violencia se hereda. Cuando los niños ven a sus padres golpear a sus madres, esta acción se va grabando en sus mentes como modelos naturales a imitar y cuando ellos sean adultos, probablemente repliquen la agresión en sus parejas.
De allí que nuestras autoridades deben poner atención a esta problemática. No es cierto que la violencia familiar es un problema de pareja, no es cierto que la violencia hacia la mujer sea un problema privado. Se requieren de más presupuestos para las acciones preventivas, para programas de salud mental. Más presupuestos y menos discursos.

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