He podido observar grandes titulares haciendo mención a tres audios de una candidata en donde ofrece para ser considerada a la vice presidencia, setecientos mil soles y pone a disposición treinta y cuatro camionetas, más los gastos que implicaría hacer campaña en dos regiones del norte.
No debemos dejarnos sorprender por estos titulares, cuando en la realidad sabemos que en política este hecho es cotidiano para la selección de candidatos a una lista, sea de regidores, consejeros, congresistas, presidentes y vice presidentes. Es muy difícil que un o una candidata sea integrada en una lista sólo por simpatías personales y sin que aporte algún dinero, salvo los que están en los últimos lugares, o sea “de relleno” que sabemos que no tienen ninguna opción. Cada lugar dentro de la lista tiene un costo y cuestan mucho más los primeros lugares que tienen siempre la mayor opción.
No todos los que conforman las listas pueden darse el lujo de decir que “la plata viene sola”. Una campaña electoral cuesta mucho dinero y más aún cuando es de cobertura nacional. ¿Alguna vez nos hemos puesto a pensar en qué se gasta? Los que hemos pasado la experiencia de ser candidatos sabemos muy bien en qué se gasta y que se tendrán que asumir aquellos gastos como alquiler de locales en todas las regiones, alquiler de estrados, luces, equipos de sonido, alquiler de camionetas si no tienen las propias y combustible para la infinidad de viajes que tendrá que hacer a lo largo de la campaña, pago a los choferes, hoteles, restaurantes, celulares para estar en permanente comunicación, gigantografías, pintas, afiches, volantes, mosquitos, polos, gorros, refrigerios para comando de campaña y la portátil, polladas, regalos, etc. y lo más caro: la publicidad en diarios, revistas, radio y televisión.
Pagar honorarios a su equipo político, quienes realizarán sus propias encuestas o “focus group” cada cierto tiempo, para medir las preferencias electorales y responder oportuna y adecuadamente a los ataques de los otros competidores.
Por eso no es de extrañar que la candidata a la vice presidencia haya ofrecido esa cantidad de dinero, porque los que están en política saben los gastos que demanda una campaña electoral y difícilmente un candidato presidenciable puede negarse ante tamaña oferta. No es ningún delito que lo haya ofrecido, siempre y cuando sea su dinero y que lo haya ganado honradamente. Realmente me gustaría saber cuánto han dado los demás candidatos a las vicepresidencias.
Tampoco debemos ser tan ingenuos en pensar que si una persona invierte tanto dinero para ser candidato, no será sólo porque quiere trabajar a favor del pueblo. En mi opinión, quienes invierten esa cantidad de dinero será porque buscarán la forma de recuperarlo con creces y a decir verdad, el sueldo de vice presidente durante los cinco años, no alcanzaría para recuperar esos gastos.
Para finalizar hay algo que debe quedar claro: las interceptaciones telefónicas son un delito, más aún entre privados. Espero que no sea una cortina de humo para distraer la atención y olvidarnos del asesinato de una joven que por error cometieron seis policías. ¿Y qué será de los “petroaudios”?
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