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LOS CARNAVALES, TIERRA DE NADIE


Desde el 20 de enero, fecha en que comenzaron los carnavales, ya han pasado casi dos meses. Todo este tiempo hemos tenido que soportar las agresiones que en nombre del carnaval se hace a cualquier transeúnte que preocupadamente va presuroso a trabajar o hacer alguna gestión, y que sin tener nada que ver en el juego, resulta mojado, talqueado o con sus documentos estropeados. Talcos por doquier, baldazos de agua sucia, pinturas y betunes dejan las calles sucias que después los vecinos tenemos que limpiar.

Esta antigua y hermosa tradición se ha venido degenerando año tras año. Con asombro y temor vemos a cientos de jóvenes copando las pistas y veredas, abrazados o corriendo, gritando improperios a su paso. Jóvenes - hombres y mujeres - con el ímpetu propio de la juventud, no conocen el límite de lo correcto y de lo que no lo es.

Negocios y casas comerciales cierran apresuradamente sus puertas por temor a ser víctimas de actos vandálicos. ¿Ustedes creen que si sólo fueran los juegos de carnaval, los empresarios tendrían esa actitud? ¿O por qué creen que las personas nos refugiamos atemorizados en nuestras casas cuando pasan estos jóvenes carnavaleros?

No podemos cerrar nuestros ojos e ignorar lo que viene pasando. Nuevamente se ha creado un espacio para que las mujeres sean violentadas. Las jóvenes que caminan por las calles y tienen la mala suerte de encontrarse con ellos, las persiguen, las tiran al suelo y con el pretexto de echarles talco, resultan manoseándolas de la manera más grosera y delante de los ciudadanos que miran, unos con asombro y rechazo, y otros como si esta agresión fuera una diversión. No podemos seguir pasando por alto estos hechos que año a año se vienen dando con mayor agresividad que desde ya, linda con lo salvaje.

Los jóvenes mal orientados se sienten orgullosos de sus acciones. Los padres, la sociedad y las autoridades no debemos permitir que estas acciones sigan pasando en nombre de las tradiciones. Estos actos ya no son bromas, ni chiquilladas. Son los padres que deben conversar con ellos y hacerles comprender que las personas merecemos respeto y que los juegos del carnaval no es una ocasión para tocar fondo y agredir física y sexualmente a las personas o apropiarse de lo que no les pertenece.

Las autoridades tienen gran responsabilidad en esto. Con su indiferencia fortalecen este actuar vandálico de los jóvenes. Por otro lado ¿Estas acciones no creen que ahuyente a los turistas? Huánuco es conocido por tener un buen clima, pero los turistas también buscan seguridad para pasear por las calles sin ser atacados por jóvenes que no miden las consecuencias.

¿Por qué no podemos hacer un admirable desfile de carros alegóricos financiado por las principales empresas e instituciones? Un corzo que promueva los valores e identidad. Un corzo donde las reinas no se vean obligadas a sentarse al lado del conductor, abandonando su estrado, porque son el blanco del agua, talco, pintura y globazos?

Qué diferente sería si los carnavales fueran motivo de orgullo huanuqueño porque se muestra la parte artística, alegorías, como en otros lugares para que los turistas visiten nuestra ciudad y puedan llevarse una buena impresión y se active la economía. Un carnaval donde se pueda promover la artesanía, nuestra gastronomía, el respeto por el medio ambiente.

Lo cierto es que de continuar como se vienen desarrollando los carnavales, seguirá el abuso y la desprotección a personas inocentes. Huánuco se convertirá en tierra de nadie con lamentables consecuencias. Parar estas acciones vandálicas, es una tarea urgente que le compete a padres y autoridades.

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