Siempre nos han dicho que madre sólo hay una, pero ¿será cierto esto?
Si lo vemos desde el lado biológico es imposible que dos madres a la vez puedan concebir y dar a luz a un mismo hijo, pero si es posible que un niño o niña pueda tener varias madres.
Veamos por ejemplo el caso de las abuelas. Las abuelas generalmente son muy “engreidoras” y de invalorable ayuda para la mamá que no está en casa. Ellas crían a los nietos mientras sus madres se van a trabajar. Las abuelas son mujeres sabias, con esa sabiduría que les da el paso del tiempo; son experimentadas, todo lo saben desde secretos de cocina, mates o yerbas para ciertos males, hasta consejos y recomendaciones útiles.
También es madre aquella mujer que puede ser la hermana de la madre, la tía o la prima, quien cuida al niño durante toda la vida por ausencia de la madre, ya sea por fallecimiento o porque la madre inició un nuevo compromiso sin la presencia del niño o porque simplemente lo abandonó.
Los medios de comunicación nos muestran a niños abandonados en una canasta, bolsa o caja de cartón. Madres que los concibieron probablemente con amor, pero al sentirse abandonadas por la pareja, se sienten desalentadas, desorientadas y temieron no poder mantenerlos, por lo que tomaron la decisión de dejarlos abandonados en algunos lugares claves donde saben que habrá una persona caritativa que los acogerá o llevará a alguna casa albergue con la esperanza que tengan un nuevo hogar donde puedan darle las cosas materiales que ellas no pueden.
Otros casos son el de mujeres que ya tienen varios hijos, de varias relaciones con hombres distintos, buscando al amor de su vida; sin embargo, cuando estos supieron que estaban embarazadas fugaron como “alma que lleva al diablo”. Mujeres que no se valoran, mujeres pobres que sienten que ese hijo que esperan lejos de ser una alegría, es una nueva carga. A final deciden abandonarlos o regalarlos.
También conozco más de un caso, de parejas que no han podido tener hijos propios; sin embargo, su amor de padres o de madres era tan grande, que recurrieron a adoptar niños. Niños que no son de su sangre, pero que los aman como si fueran propios. Cuando converso con ellos me dicen que han sido bendecidos por Dios, al poder criar y amar a esos niños.
Son madres también aquellas abuelas, tías, primas, vecinas o cualquier mujer que desarrolle un profundo amor hacia los niños, los cuide y se desvivan por ellos, pasen malas noches cuando ellos se enferman, los acompañen al colegio y les ayuden a hacer las tareas. Aquellas mujeres que los engríen y ríen con sus alegrías y triunfos, pero que se entristecen y sienten que su corazón se encoge cuando ellos pasan por un momento doloroso o tienen alguna frustración.
Como vemos madre no hay sólo una. Madres no sólo son las que traen los hijos al mundo, sino aquellas mujeres que sin haberlos engendrado, la vida los puso en sus caminos, para alegría de ellas y de esos pequeños que todos los días les dicen “mamá”.
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