English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

A PAGAR FAVORES


No nos causa extrañeza ver en las puertas de las oficinas de las municipalidades y gobierno regional, personas que pugnan por ser atendidas por las nuevas autoridades, esperando su turno por horas o por días, reclamando un puesto en la administración pública. Un reclamo al que se sienten con derecho por haber apoyado en la campaña política, ya sea con logística o haciendo de portátil. A las nuevas autoridades no les quedará más remedio que pagar por esos favores políticos.

Hay personas que quieren un puesto de trabajo sin importar el cargo que les asignen, lo importante es trabajar y llevar un dinero mensual a casa.

Hay otro grupo de personas que pedirán un puesto de acuerdo a su perfil o intereses, donde se puedan desenvolver mejor o donde puedan sacar “alguito más”.

No podemos negar que también hay personas que sólo quieren cargos de gerencias, sub gerencias o jefaturas. Lo malo es que no guardan el perfil para esos cargos, no cuentan con estudios correspondientes, ni con la experiencia debida; sin embargo, exigen uno de esos cargos porque se sienten con derecho al haber apoyado en la campaña, defendido en “cuerpo y alma” al candidato, ahora autoridad, aplaudiendo a rabiar por cualquier tontera que decía. Además ellos no pueden aceptar cualquier cargo, caso contrario, se sentirán los ofendidos y preferirán “patear latas” antes que aceptar un cargo que no esté “a su altura”. A partir de ese momento se convertirán en oposición, desacreditando toda acción de la autoridad.

Hay un grupo que es de la élite y que representan a proveedores, a los que pusieron “de la suya” y amigos cercanos, amigos que siempre, que están en las buenas y en las malas. A esos hay que darles los cargos de asesores, o sea para que se “hagan los que trabajan” sin horarios ni tareas específicas y muy bien remunerados.

Tenemos a otro grupo clave, quizás uno de los más importantes, en mi opinión, no porque son eficientes y van a hacer las cosas con excelencia, sino porque representan la impunidad en caso de denuncias por corrupción o malversación de fondos. Nos referimos a ese grupo de familiares y “trampas” de algunos administradores de justicia, quienes a cambio de que les den trabajo, ellos se comprometen a hacerse de “la vista gorda” y dilatarán los expedientes en caso de denuncias. Si somos observadores, la historia nos demuestra que hasta la fecha, a pesar de tantas denuncias, no hay ninguna autoridad que haya ido a la cárcel por denuncias de corrupción. ¿Por qué será?

Bueno este es el panorama que nos muestra la realidad actual. Me imagino el dolor de cabeza que vienen atravesando las nuevas autoridades, barajando nombres y deshojando margaritas. Todos piden, reclaman, exigen. Lo cierto es que si quieren tener una gestión relativamente tranquila y eficiente, tendrán que convencer, negociar y ceder inteligentemente en algunos puntos e imponer su autoridad en otros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario